Yannick Nézet-Séguin : ¡Dirigid con pasión!
Por Caroline Rodgers
El próximo mes de mayo, Montreal acogerá la 4ª Conferencia Internacional de las Orquestas y contará con un embajador excepcional: Yannick Nézet-Séguin, director estrella tanto en nuestro país como a nivel internacional.
Pese a tener una agenda sumamente apretada, debido a sus múltiples funciones (dirección artística y musical de la Orquesta Metropolitana, la Orquesta de Filadelfia, la Orquesta Filarmónica de Róterdam y, en un futuro próximo, la Metropolitan Opera), el maestro aceptó sin titubear el papel de embajador.
«Me llueven peticiones de todas partes para que ejerza de portavoz de distintas causas y no puedo decir que sí a todo, pero cuando recibí esta petición, acepté de inmediato, porque es algo que reviste una importancia especial para mí», afirma Yannick Nézet-Séguin. «Se trata de un encuentro importante para Montreal, ciudad idónea para esta conferencia. Quebec y Montreal disfrutan de un boyante panorama orquestal. El hecho de que venga a visitarnos gente del mundo musical procedente de tantos países servirá para difundir esta riqueza de la que podemos sentirnos orgullosos. Este evento nos brinda también a nosotros la ocasión de inspirarnos en lo que se está haciendo en otros lugares».
La conferencia, que se organiza cada tres años, se celebró en Berlín en 2008, en Ámsterdam en 2011 y en Oslo en 2014 y prepara ahora su cuarta edición. Representa una oportunidad fantástica para que el mundo de las orquestas entable un debate sobre cuestiones cruciales y comparta las posibles soluciones a los desafíos sin precedentes a los que se enfrentan las organizaciones musicales en el siglo XXI.
«Por ejemplo, en la actualidad, las orquestas deben consagrar grandes esfuerzos a desarrollar un público joven mediante programas infantiles y familiares, sin olvidar a los adolescentes y a los jóvenes adultos. Pero hay que tener en cuenta que esta renovación trae consigo toda una problemática asociada. Se trata del riesgo de relegar, sin querer, al público tradicional que nos es fiel desde hace décadas.»
En esta era de restricciones presupuestarias, el tema de la financiación sigue siendo un foco de preocupaciones.
«Todavía hay mucha gente que no entiende el concepto de dinero público y dinero privado. La financiación pública varía enormemente de un país a otro y la filantropía no presenta las mismas características en todas partes, pero el hecho de que las orquestas reciban fondos del sector privado no significa que los gobiernos deban lavarse las manos completamente. También suscita gran inquietud el tema de los músicos. Con cada vez más frecuencia, se les pide que ejerzan el papel de embajadores involucrándose en la comunidad, de modo que contribuyen, a su manera, a los esfuerzos por obtener financiación. Pero los consejos de administración deberían procurar no abusar, puesto que la labor principal de los músicos sigue siendo tocar música.»
Hace veinte años que el director de orquesta forma parte del Gremio de músicos.
«No debemos olvidar que la unión hace la fuerza. Es importante contar con representación para que se respeten nuestros derechos en los distintos ámbitos de nuestro trabajo, ya sea a mayor o menor escala. Pero hace falta también flexibilidad. En la Orquesta Metropolitana, organizamos muchos proyectos atípicos y resulta alentador comprobar que cuentan con el beneplácito del Gremio.»
Una trayectoria excepcional
Oriundo de Montreal, Yannick Nézet-Séguin estudió piano en el Conservatorio de Música de Montreal y realizó sus primeros pinitos como director con 19 años en el Coro Polifónico de Montreal. En el año 2000, se convirtió en director musical de la Orquesta Metropolitana. Desde entonces, su ascenso ha sido imparable. El pasado mes de junio, fue nombrado director musical de la Metropolitan Opera de Nueva York, como sucesor de James Levine, e irá asumiendo progresivamente sus funciones a partir de la temporada 2017-2018.
«Es un puesto que reviste una importancia especial, empezando por la magnitud de tamaña empresa, pero también a nivel presupuestario, puesto que se trata de la organización de música clásica más importante del mundo. Una gran ópera, con tanta visibilidad, representa un desafío mayúsculo, pero conozco bien la Met, dado que ya la he dirigido en varias ocasiones como director invitado. Estoy listo para asumir el reto de capitanear sus singladuras musicales.»
No cabe duda de que este nuevo puesto, a la cabeza de la mayor ópera del mundo, será muy distinto a todo lo que ha vivido hasta ahora, pero el director mantiene los pies en la tierra y no pierde de vista lo verdaderamente importante.
«Hay una cosa que he aprendido en la OM y es que da igual que estés tocando en un auditorio de los suburbios o en el Carnegie Hall, se trata del mismo acto de compartir la música con pasión. Los músicos de la OM tienen esto muy presente y es algo que me resultó muy útil durante mi formación. Trabajar en la Met no va a cambiar mi manera de hacer música. Seguiré siendo siempre el mismo Yannick.»
Puede que la gloria y el prestigio se hayan cruzado muy pronto en el camino de este joven cuarentón, pero su principal motivación sigue siendo el amor por la música.
«Cada vez me doy más cuenta de que en nuestro mundo musical es fácil olvidar por qué hacemos lo que hacemos. Y lo hacemos por este amor increíble que transmitimos a través de la música, por esta visión del mundo, un mundo rebosante de belleza y sueños, pero también de dolor. Y este dolor también tiene un lado hermoso. La música nos consuela, nos hace sentir bien, es catártica. Como director, siempre tienes que alcanzar ese estado con los músicos. A fin de cuentas, lo primordial es poder expresarse y no ocultar nuestras emociones. Tal vez éste sea mi rasgo más característico, el no censurar mi amor por la música cuando estoy subido al podio. Espero que cada vez sean más los directores de orquesta que se den cuenta de que ésa es nuestra función más importante.»
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